Dada la importancia de la conservación de la tierra para el ejercicio de la agricultura es necesario buscar técnicas de cuidado de los suelos que garanticen su fertilidad futura para atender las demandas de cultivo. Aunque también supone un reto en el país ya que, en su mayoría, los pequeños agricultores tienden a arraigarse a las viejas tradicionales.
La agricultura de conservación es una técnica combina la menor perturbación del suelo, es decir; dejando rastrojo sobre la superficie lo que permite una rotación eficiente de cultivos.
La finalidad de este sistema es reducir la erosión eólica e hídrica, lo que se traduce en el cuidado del suelo fértil puesto que los residuos de las cosechas anteriores al permanecer en el suelo se descompondrán gradualmente convirtiéndose en materia orgánica que a su vez evita la compactación del suelo y el impacto directo del agua de lluvia o riego, además que el efecto de cobertura disminuye el desarrollo de maleza al bloquear el contacto con la luz solar.
Posiblemente, una de las discordancias con la manera de aplicar este método contra el tradicional es que consiste en no remover el suelo o hacerlo con muy bajo impacto, dejando los restos de la cosecha anterior y rotar el cultivo para evitar plagas o enfermedades, así como que éstas se vuelvan resistentes.
Un proyecto colaborativo entre la Universidad Autónoma de Chapingo y la Asociación Nacional de Agricultura de Conservación A. C. (ANAC), apoyaron al ingeniero y agricultor Pedro Mendoza para que a través de la agricultura de conservación se logrará incrementar la producción de maíz en una hectárea de 1 a 13 toneladas en un periodo de 8 meses; lo que demuestra la eficiencia y aprovechamiento del suelo.
Para difundir la práctica de la agricultura de conservación a todo el país se han sumado diversas instituciones públicas y privadas, lo que una vez alcanzado permitirá obtener un manejo más sustentable de la agricultura sin causar impactos de importancia, promover buenas prácticas en favor de la conservación de los suelos, mejorar los ingresos llevados de la mano gracias al incremento de niveles de productividad y calidad además de reducir gastos derivados por plagas o enfermedades.
Al adoptar este sistema, los agricultores podrán obtener rendimientos estables generados por un esquema de manejo eficaz de recursos naturales y económicos.