La agricultura del país está relacionada directamente con las estaciones del año como con los periodos vegetativos de los cultivos.
Los cultivos de tipo cíclico o anual tienen un periodo menor de 12 meses y requieren de una nueva siembra para la obtención de la cosecha. Se concentran en dos periodos productivos: Primavera/Verano y Otoño/Invierno. Su principal ventaja es la posibilidad de sembrar y planificar la huerta, por lo que se puede cambiar de cultivo cuando se desee. Cultivos como maíz, trigo y frijol pertenecen a este tipo.
En México casi tres cuartas partes de la superficie agrícola se destinan a cultivos de tipo cíclico, 54 por ciento para Primavera/verano y 17 por ciento para Otoño/Invierno, el 29 restante se destina a los cultivos de tipo perenne, es decir; de cultivos de ciclo largo mayor a 12 meses.
Esa misma diversidad, de climas y territorios de México; permite garantizar que todo el año se logren cosechas de ciertas frutas y verduras que según la temporada aumenta su disponibilidad y su calidad.
La temporada Primavera-Verano inicia el 1 de marzo al 30 de septiembre y la temporada Otoño-Invierno del 1 de octubre al 28 de febrero. Los productos agrícolas crecen y maduran bajo las condiciones propias de la época del año de acuerdo al ciclo en que se establezcan.
Generalmente las primeras cosechas del ciclo Primavera-Verano inician en junio y concluyen en marzo del año siguiente.
Entre los productos obtenidos más de 3 millones de toneladas de jitomate, 437 mil toneladas de lechuga, casi 3 millones de chile verde y más de 456 mil toneladas de calabacita.
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