El amaranto es parte del legado milenario de México y es una atractiva opción para cultivarlo.
El amaranto mejor conocido como “alegría” porque es el ingrediente principal del dulce que lleva dicho nombre. Sin embargo, se trata de un grano integral lleno de fibra, fitonutrimentos y los elementos necesarios para ser considerado un superalimento. Por lo tanto, te nutre y genera sensación de saciedad. Su nombre es del género Amaranthus, palabra griega que significa 'imperecedero'.
El cultivo del amaranto en México desde la época prehispánica hasta nuestros días ha permitido preservar una semilla con alto valor nutritivo. Los aztecas lo ligaban a ceremonias religiosas y adornaban las tumbas con flor de amaranto. Con aproximadamente 7 mil años de cultivo en nuestro país, el amaranto fue declarado en 2016 como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
En México se producen alrededor de seis mil toneladas de amaranto al año, principalmente en los estados de Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Morelos y Ciudad de México, de acuerdo con datos de la SADER (antes SAGARPA).
El amaranto es una buena alternativa económica a los pueblos que se interesen por su producción sobre todo por la problemática de alimentación que ya enfrentamos. Hay alrededor de 70 especies, 40 de éstas son originarias de América; las demás provienen de Australia, África, Asia y Europa. La Organización Mundial de la Salud y la FAO, sobre un valor proteico de 100 puntos, lo calificaron con 75, ya que tiene 16% de proteína, además de lisina, vitamina A, hierro, zinc y otros nutrientes.
Su contenido nutricional aporta proteínas, minerales y vitaminas A, B, C, B1, B2, B3; además de ácido fólico, calcio, hierro, fósforo y alta presencia de aminoácidos. Según la SADER, el amaranto contiene el doble de proteína que el maíz y el arroz y entre 60 a 80 por ciento que el trigo. Este grano es reconocido mundialmente por su utilidad para prevenir y regular enfermedades como diabetes y obesidad.
Integralmente el amaranto proporciona los requerimientos proteicos y de calorías similares a las que tan sólo 20 especies vegetales dan (trigo, arroz, mijo, sorgo, papa, frijol, soya, azúcar, etc.).
Cabe mencionar que el amaranto:
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Es una fuente importante de lisian, un aminoácido que favorece a la ejecución de las funciones cerebrales;
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Ayuda a reducir los niveles de colesterol en la sangre gracias a sus grasas insaturadas;
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Es libre de gluten y facilita el proceso digestivo;
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Contiene escualeno, ideal para el cuidado de la piel y enfermedades como el cáncer y estreñimiento;
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Tiene altos niveles de calcio, hierro y vitamina C, lo cual ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, previniendo enfermedades como anemia y osteoporosis;
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Es rico en ácido fólico, reduciendo el riesgo de contraer enfermedades neurodegenerativas.
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Si comes amaranto antes de hacer ejercicio, tu cuerpo será capaz de almacenar los carbohidratos como energía para utilizarla en el momento adecuado.
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Está incluido en la lista de los alimentos para astronautas de la NASA, en misiones espaciales porque pesa poco, nutre mucho y es de fácil digestión.
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Consumido constantemente previene enfermedades cardiovasculares, pues su contenido de carbohidratos de lenta absorción, liberan con mayor facilidad ácidos grasos esenciales, calcio y magnesio.
Actualmente, se utiliza para elaborar cereales, granolas, harinas, atoles, galletas y dulces, como las “alegrías”, las cuales se pueden combinar con chocolate, semillas y otros ingredientes. Pobladores de comunidades como Tulyehualco elaboran, atole, agua fresca, galletas, pan repostería, cerveza y una gran diversidad de platillos que están contenidos en un recetario con colaboración de la Secretaría de Desarrollo Rural de la Ciudad de México.
Un objetivo para este alimento es plantear la posibilidad de integrarlo en la canasta básica con lo que podrá convertirse en el doceavo grano estratégico. Este paso significaría garantizar que el amaranto pueda ser rentable y pueda ser una alternativa de salud.
En zonas rurales de la Ciudad de México ha ido en aumento el cultivo de amaranto, para este año se espera una producción de 500 toneladas. El estado de Puebla es principal productor de Amaranto a nivel nacional, la capital se encuentra en el lugar 4 con 250 productores en las delegaciones de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac.
Tradición milenaria
Los aztecas nos heredaron esta noble tarea de cultivar el amaranto y es una preocupación latente que los jóvenes tomen parte en la actividad y a través de iniciativas puedan aprovechar todas las probabilidades que nos brinda el amaranto.
La ciencia también debe tomar parte, desde investigadores, agrónomos, sociólogos, en general todos aquellos que ayuden para darle al amaranto un mejor desarrollo y que el amaranto sea más funcional para la economía social de las comunidades.
Según relato de productores de Tulyehualco; en el mes de mayo se forman los almácigos, que consiste en una herramienta que favorece la germinación de semillas en un lugar protegido y controlado; para este proceso se ocupa el lodo que se extrae de la zona lacustre del lugar.
La segunda fase “trasplante”, ocurre en junio cuando las plantas se trasladan con crecimiento considerable al cerro del Tehutl.
Antes del sembrado, los hombres colocan el arado a los caballos y van abriendo surcos y removiendo la tierra del suelo para dejarla apta. Luego se coloca más tierra, abono y al final se va cuidando y deshierbando.
Durante el proceso los pobladores refieren que no hay uso de agroquímicos para combatir las plagas, preservando las técnicas ancestrales de cuidado para el suelo y la cosecha.
Por sus aportes a la salud, el amaranto se podría convertir en un futuro no muy lejano en un producto indispensable para la alimentación mundial y además contribuir al desarrollo económico de México.